"El futuro no tiene realidad sino como esperanza presente, el pasado no tiene realidad sino como recuerdo presente".
Jorge Luis Borges.
Como una guerra relámpago perdida, un pequeño ser, invisible a nuestra vista, conquistó el globo. Apareció, avanzó más rápido de lo que podíamos, superó frontera tras frontera y se convirtió en un implacable carcelero, condenándonos a una extensa prisión domiciliaria. En menos de una semana, tal vez diez días, todos tuvimos que centrarnos en nosotros mismos, cerrarnos para, no sabemos bien cuando, volver a salir a recuperar nuestro mundo exterior.